Escuchar decir a un estudiante de licenciatura que todo está coptado por los cárteles en Colima es desalentador, sin embargo, tiene razón, policías, ministerios públicos, abogados, jueces, magistrados y hasta los políticos cobran en la nómina de los delincuentes, sus patrones.
La estructura criminal en nuestro estado opera debidamente aceitada con el lubricante metálico que embrutece a una ínfima parte de nuestra sociedad. El filósofo Diógenes así los definía en aquel entonces, una sociedad embrutecida por el dinero y corrompida por su ambición. Diógenes pertenecía a la corriente filosófica de los cínicos, ergo, no tenía conflicto con desnudar la verdad sin pudor.
Pero no todo está perdido, rescato una historia para ejemplificar que, aun cuando todo aparenta empeorar, existen señales de que el ser humano reivindica su proceso hominizante aún en las condiciones más adversas.
Claus von Stauffenberg fue un oficial militar alemán nacido el 15 de noviembre de 1907 en Jettingen, Alemania. Durante la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en uno de los líderes clave de la resistencia interna contra Adolf Hitler y el régimen nazi.
Stauffenberg provenía de una familia aristocrática y tenía una sólida formación militar. A medida que avanzaba la guerra y se conocían más detalles sobre los crímenes cometidos por el régimen nazi, Stauffenberg se convenció de que era necesario actuar para poner fin al gobierno de Hitler.
El 20 de julio de 1944, Stauffenberg llevó a cabo el intento más famoso de asesinato contra Hitler durante la llamada Operación Valquiria. Como oficial de alto rango en el ejército alemán, Stauffenberg tenía acceso directo a Hitler y decidió utilizar una bomba para matarlo durante una reunión en la Guarida del Lobo en Prusia Oriental.
Stauffenberg colocó la bomba en una maleta debajo de la mesa donde se encontraba Hitler, pero debido a circunstancias imprevistas, la explosión no logró matar al líder nazi. Luego del fallido intento de asesinato, Stauffenberg y otros conspiradores fueron arrestados y ejecutados poco después. Los que dicen que saben dicen, que antes de morir el buen hombre dijo: “el mundo tiene que saber que no todos éramos iguales”.
Aunque su intento no tuvo éxito, Claus von Stauffenberg es recordado como uno de los principales líderes de la resistencia alemana contra el régimen nazi. Su valentía y determinación han sido reconocidas y honradas en todo el mundo como un símbolo de oposición al totalitarismo y la injusticia.
En México padecemos los efectos perversos de la narcopolítica, cientos de miles de personas asesinadas y desaparecidas son un mudo testigo de la mayor crueldad vigente en el mundo. Pero recuerda: cuando pienses que todo está perdido y no puedes más, podrás; pero cuando en verdad ya no puedas más, recuerda esto, lo puedes; y cuando ya no puedas más y tu corazón esté a punto de dejar de latir, es entonces cuando apenas comenzarás a realizar un esfuerzo y notarás que puedes dar más.
*Imagen ilustrativa, creada con inteligencia artificial.