Columna
El Puercoespín
Los trabajadores al servicio del gobierno del estado son víctimas de sus propios pecados. Sus cuotas, prestamos y pensiones están en peligro por el mal manejo del Instituto de Pensiones del Gobierno de Colima (Ipecol) por parte de Hugo Vázquez Montes, por el abuso de Indira Vizcaíno y la traición de Martín Flores Castañeda.
Hace un mes el líder sindical pidió la renuncia del director del Ipecol y éste vio pasar el tiempo y allí sigue, muy campante, despachando como director del Instituto. Las amenazas del líder sindical no le quitan el sueño.
El día nueve de octubre de 2023 el líder se plantó afuera de las oficinas del Ipecol y le dijo a Hugo Vázquez Montes: “O que cobre al gobierno del estado el adeudo o que renuncie” fueron, palabras más palabras menos, donde se concentra el ultimátum que le dio el dirigente del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE) y el plazo para cumplirlo no debía ser mayor a 30 días.
En concretó le pidió que le cobrara al gobierno del estado los 399 millones 467 mil pesos de las aportaciones que debió de enterar al Ipecol y que éste reconozca el adeudo histórico que suma más de mil 717 millones de pesos.
El líder le dio un plazo de 30 días para hacer lo siguiente: imponerle un crédito fiscal al gobierno y, de no de aceptar, se proceda a embargar bienes que no sean de utilidad pública, además se proceda a embargar las cuentas públicas y, en caso extremo, se realice la ejecución de un embargo de las participaciones federales, pues de lo contrario estarían en riesgo las pensiones de 10 mil trabajadores pertenecientes al STSGE, al Snte 39, a los cuerpos policiacos, a la Fiscalía General del Estado, así como de los funcionarios y empleados de confianza.
Nada hizo Hugo Vázquez ni le cobró ni embargó ni nada. Vamos ni renunció. Allí sigue despachando en el Ipecol, cobrando y durmiendo plácidamente.
Desde la última etapa del gobierno de Nacho y la primera del de Indira que, en esenia, sigue siendo el mismo gobierno decadente, los trabajadores se han movilizado, pero no han logrado obtener una solución de fondo, solo respuestas parciales y paliativas. El problema de fondo sigue allí.
En la primera etapa del gobierno de Indira también fueron capaces, los trabajadores, de realizar un proceso interno democrático, impecable, para demandar la defensa integra de sus logros laborales; sin embargo, algo pasó, y los líderes sindicales dejaron de tener la fuerza y la claridad para demandar sus derechos y se acercaron a Indira y empezaron a operar políticamente a favor de la mandataria estatal, al mejor estilo corporativo de los tiempos del PRI. Su alianza con Indi los llevó a realizar actividades de sabotaje a la campaña de Adán Augusto López Hernández. Volvieron a sus orígenes y a sus prácticas porriles. El pacto con Indira obviamente no es público y por supuesto que es inconfesable.
La última movilización importante de los sindicalistas del STSGE fue para demandar la salida del director general del Ipecol en un plazo no mayor a 30 días.
Esta última movilización más que un acto reivindicativo de carácter laboral se parece más a un montaje para justificar la falta de soluciones reales. La retención de las cuotas sigue, también el enteramiento de las cuotas está en duda, los adeudos históricos siguen sin ser reconocidos y transferidos al Instituto y los trabajadores siguen sin tener préstamos, y lo más importante, continúa la incertidumbre y en vilo están las pensiones de todos los trabajadores.
El director general del Ipecol ni ha cobrado las cuotas no enteradas por Indira ni la ha embargado por este mismo motivo ni se ha llegado a un convenio de reconocimiento de los adeudos históricos. En el Ipecol la vida sigue igual.
La movilización de los sindicalistas resultó una farsa. Una farsa, como farsa es el gobierno de Indira. Ellos hacen como que demandan sus derechos e Indira hace como que escucha y negocia, sin embargo, lo que parece que está operando son los acuerdos secretos de siempre entre líderes vendidos y el gobierno del estado.
Está claro que el Gobierno de México no va a entrar al rescate, por ello, apremia un acuerdo entre sindicato y gobierno. El gobierno de Indira ya cumplió dos años y en un tris tras finalizará su sexenio y el problema se habrá agravado. Los gobiernos se van y los problemas se quedan. Los funcionarios se van, el gobierno cambia, los líderes sindicales emigran y los problemas se quedan, permanecen sin solución. Las cuotas siguen desaparecidas.
En este caso los trabajadores están siendo rehenes del nuevo corporativismo pactado entre Indira y Martín Flores. Los trabajadores están siendo rehenes de su incapacidad de organizarse democráticamente. Aquella elección democrática impecable -de principio de sexenio- tan solo fue una llamarada de petate, una puesta en escena más.
Los trabajadores deben de reaccionar porque el tiempo corre y el problema crece. Los trabajadores son los únicos que pueden salvarse a sí mismos. Hoy son víctimas de sus propios pecados originales.
Los trabajadores deben de hacer a un lado el corporativismo y organizarse libremente, de lo contrario, sus pensiones se esfumarán como el viento en el tiempo.
Hugo tenía 30 día para renunciar, no renunció.
Tenía treinta días para cobrar los dineros que le adeuda el gobierno del estado, no lo hizo.
El poder del sindicato es un cero a la izquierda, el gobierno del estado se burla de ellos.
Fue una protesta de verdad la realizada en las oficinas del Ipecol, ¿o fue tan solo un montaje?