Las redadas migratorias en E.U. se han intensificado en las últimas semanas, dejando un saldo de miles de familias separadas y comunidades enteras sumidas en el temor. Aunque las autoridades afirman que los operativos están dirigidos a personas con antecedentes criminales, numerosos testimonios revelan que muchos detenidos no tienen historial delictivo y solo buscaban una vida mejor.
Los Ángeles, Avanzada (12/06/2025).- Las últimas semanas han estado marcadas por un aumento drástico en las redadas migratorias en varios estados de E.U., lo que ha provocado la separación forzada de cientos de familias. Las escenas que se repiten son dolorosas: padres esposados frente a sus hijos, menores que quedan bajo custodia del estado, y comunidades enteras paralizadas por el miedo.
Aunque las autoridades aseguran que los operativos tienen como blanco a personas con historial criminal, los datos y testimonios revelan una realidad distinta. De acuerdo con cifras compiladas por la Universidad de Syracuse, cerca del 44 % de los más de 51.000 inmigrantes detenidos por ICE hasta principios de junio no contaban con antecedentes penales, más allá de haber ingresado sin autorización al país.
Una joven relató en redes sociales cómo su padre fue arrestado frente a ella. “Lo vi encadenado como si fuera un criminal. Es el hombre más amable que conozco. No merecía esto”, escribió. Casos como el suyo se multiplican cada día en redes, mientras crece la indignación por el impacto emocional de estas detenciones.
Activistas han señalado que las redadas no solo se están realizando en zonas fronterizas o contra personas con órdenes de deportación, sino también en lugares de trabajo, negocios locales y espacios públicos. En Los Ángeles, por ejemplo, recientes operativos dejaron 118 personas detenidas. Aunque el Departamento de Seguridad Nacional aseguró que algunos eran miembros de pandillas, no ha sido transparente el número exacto de personas con antecedentes.
La tensión detonó protestas en ciudades como Los Ángeles, donde organizaciones civiles y ciudadanos han salido a las calles para exigir el fin de las detenciones indiscriminadas. “No se está protegiendo la seguridad, se está rompiendo el tejido de nuestras comunidades”, denunció una portavoz de una organización de derechos migrantes.
Además de trabajadores y padres de familia, la lista de detenidos también incluye turistas y estudiantes.
Desde la llegada de la nueva administración, ICE expandió el alcance de sus operativos, apuntando más allá de los criminales: trabajadores migrantes, estudiantes indocumentados, visitantes temporales y personas en proceso de regularización también son blanco de las redadas.
Las organizaciones defensoras de migrantes advierten que esta estrategia no solo aumenta el número de deportaciones, sino que deja una crisis humanitaria dentro del país. Menores abandonan la escuela, familias se quedan sin sustento, y muchas personas viven bajo la amenaza constante de ser detenidas sin aviso.
Mientras tanto, miles siguen esperando respuestas legales, apoyo humanitario y, sobre todo, la posibilidad de volver a abrazar a sus seres queridos. En medio de cifras, discursos oficiales y operativos, las historias humanas siguen acumulándose sin justicia ni consuelo.