Ciudad de México, Avanzada (29/07/2025).- México atraviesa una crisis energética profunda que amenaza su competitividad industrial y sus compromisos climáticos. Con una red eléctrica envejecida, un modelo altamente dependiente del gas natural y fuentes contaminantes, y una limitada penetración de energías limpias, el país enfrenta un escenario crítico que exige una transformación urgente.
Según el Informe sobre el desempeño y las tendencias de la industria eléctrica nacional 2023, apenas el 36.04% de la capacidad instalada en el país proviene de fuentes renovables. La mayor parte del suministro eléctrico se sostiene en tecnologías de ciclo combinado (39.2%) que aún dependen del gas natural, mientras que un preocupante 24.76% se genera a partir de métodos altamente contaminantes como la combustión interna, turbogás y carboeléctricas.
La situación se agrava con el deterioro de la infraestructura eléctrica, responsable de apagones constantes en estados como Coahuila, Morelos y Sinaloa, donde la saturación del sistema y la falta de mantenimiento han evidenciado las limitaciones técnicas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para responder a la creciente demanda.
En respuesta, el gobierno federal impulsa el Programa de Modernización de la Red Nacional, cuyo objetivo es elevar la participación de energías limpias hasta un 61.41% para el año 2038. No obstante, expertos advierten que alcanzar esa meta exigirá un fuerte aumento de inversiones públicas y privadas en infraestructura, almacenamiento y tecnología inteligente.
Entre las soluciones emergentes destacan los Battery Energy Storage Systems (BESS), que permiten almacenar energía en momentos de baja demanda y liberarla cuando el consumo y las tarifas son más elevadas. En México, empresas como Quartux están liderando esta transición con sistemas que integran baterías industriales y software de inteligencia artificial, ofreciendo mayor eficiencia, confiabilidad y ahorro para el sector productivo.
Estos sistemas también optimizan el uso energético, controlan el factor de potencia y ayudan a las empresas a evitar penalizaciones, al tiempo que reducen la presión sobre la red eléctrica nacional.
Con el inicio del nuevo sexenio encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, se espera un giro en la política energética hacia la sustentabilidad, la innovación tecnológica y la integración de sistemas inteligentes.
México se encuentra ante un punto de inflexión. La actual crisis energética, si se gestiona con visión estratégica, podría convertirse en una oportunidad para fortalecer la soberanía energética del país, reducir su huella de carbono y posicionarse como un referente regional en energías limpias. La clave estará en tomar decisiones audaces y priorizar la inversión en eficiencia y modernización.