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COLIMA

El miedo de los migrantes: de las amenazas de Trump al fin del sueño americano

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Colima, México, Avanzada (23/02/2025).- Sin oportunidades laborales  suficientes para cubrir sus necesidades en esta ciudad, Rubén Alcázar, un joven de 27 años, decidió aprovechar la invitación de unos familiares que se encontraban laborando en Estados Unidos y, en noviembre de 2023, emigró hacia el país del norte, donde se encuentra hasta la fecha.

Haber tenido que irse, dejando aquí a su madre, sus hermanas y su círculo de amistades, para él ha sido la decisión más dura y difícil que ha tomado hasta ahora en su vida, pero “la situación laboral en Colima es complicada para la mayoría de sus habitantes”, dice en un testimonio ofrecido a Avanzada.

Rubén, quien no tuvo posibilidad de concluir su licenciatura en la Universidad de Colima, se dedicaba al modelaje y a impartir clases de crossfit una parte del día en un gimnasio y, para complementar sus ingresos, se había inscrito como becario del programa federal Jóvenes construyendo el futuro, colaborando el resto de su tiempo como alimentador de contenidos en un sitio web de noticias.

Un día, sin embargo, perdió el empleo en el gimnasio y, sin encontrar otra opción, renunció al programa gubernamental, cuyo monto económico de la beca le resultaba insuficiente para apoyar a su familia y sus gastos personales, y se embarcó en la aventura de convertirse en migrante indocumentado.

La oferta que recibió fue emplearse como ayudante de cocina en un restaurante TexMex de Estados Unidos, ramo en el que tenía cierta experiencia pues años antes en Colima ya había laborado en un restaurante ubicado en el Tercer Anillo Periférico.

Tras permanecer 15 meses trabajando en una ciudad estadounidense, Rubén es uno de los jóvenes colimenses indocumentados que se encuentran actualmente en la incertidumbre, con el constante temor de ser descubiertos y deportados hacia México, a causa de la política antiinmigrante del presidente Donald Trump.

“Tengo mucho miedo —cuenta—, no es algo nuevo que se haya vivido ya en este país, pero para mí sí lo es. Mi objetivo aquí aún no está completo, ni siquiera he cumplido con la mitad de lo que me propuse hacer. Salgo a la calle temeroso, con mi identificación a la mano, con dinero en efectivo en mi cartera por cualquier situación. Mi familia en México ya sabe sobre esta problemática y también están al tanto de lo que me pueda pasar. No me gustaría que mi sueño lo trunquen de una manera fuerte y triste, pues me costó mucho trabajo estar aquí, pagué mucho dinero y también he pasado muchas situaciones de soledad, tristeza y vulnerabilidad por el sacrificio de estar lejos de casa”.

Añade: “Soy un hombre trabajador, al igual que muchos de los mexicanos con los que comparto mi trabajo. La mayoría estamos indocumentados y nosotros mismos nos hemos sembrado el miedo. Ya no podemos siquiera ir cómodamente y tranquilos a la tienda, al trabajo, al parque, a comer o a desayunar en algún restaurante cerca de nuestra casa, porque no queremos correr con la mala suerte de ser deportados”.

 

SESENTA MIL COLIMENSES EN EU

Las cifras más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que en el año 2020 emigraron de Colima hacia otro país 6 mil 209 personas, de las que 87 por ciento se fueron a Estados Unidos.

A nivel nacional emigraron en 2020 hacia otro país un total de 802 mil 807 personas, de las que 77 de cada 100 tuvieron como destino Estados Unidos de América.

Así también, entre 2015 y 2020 regresaron a Colima 2 mil 879 personas, tanto de manera voluntaria como involuntaria. Los principales municipios de recepción fueron Colima, Villa Álvarez y Manzanillo.

La doctora Ana Bertha Uribe Alvarado, investigadora de la Universidad de Colima, señala que durante el sexenio del gobernador Mario Anguiano Moreno, de 2009 a 2015, se consideraba que había aproximadamente cien mil colimenses radicando en Estados Unidos.

Años después los cálculos disminuyeron a 80 mil y tras el brote de la pandemia de Covid 19 bajó aún más el flujo migratorio, por lo que la académica estima que en la actualidad suman alrededor de 60 mil los migrantes de Colima en Estados Unidos, la mayoría en el estado de California.

Autora de diversos estudios sobre migración, Uribe Alvarado dice que si bien las medidas antiinmigrantes del presidente estadounidense pueden poner en aprietos administrativos logísticos a México y a Colima, “sabemos que Estados Unidos no va a deportar a todos los migrantes como dice; no lo va a hacer porque los necesitan; hay una relación de beneficio mutuo. Trump quiere quedar bien con su base, fortalecerla, y la gente piensa que deportando a una parte está bien”.

Ante el probable crecimiento de deportaciones, refiere que “como mexicanos estamos preparados medianamente para recibir a los migrantes, no porque no queramos, sino porque no tenemos los recursos que serían ideales”.

No obstante, Uribe hace notar que desde su primer periodo presidencial Donald Trump había formulado amenazas de ese tipo y, por ejemplo, “el muro de tres mil kilómetros nunca lo construyó; sus discursos están llenos de retórica, sí está más empoderado porque no tuvo el segundo periodo como quería, pero es un personaje que utiliza mucho la retórica para intimidar”.

—¿Hasta qué punto debe preocupar a México y a Colima esta oleada antiinmigrante de Trump? —se le pregunta.

—No debemos quedarnos con los brazos cruzados ni tomar las amenazas de manera ligera. Sí nos debe preocupar para tomar acción, pero tampoco nos tienen que congelar, debemos reaccionar. Primeramente, se requiere dar información y a veces en Colima tardan mucho, fallan los canales de comunicación. Debe preocuparnos para tomar acción inmediata y estar preparados, pero también insisto en que ya tuvimos a ese personaje en otro periodo y no cumplió todas sus amenazas.

“Obviamente Trump sí va a deportar migrantes… pero si comparamos en deportaciones a los gobiernos de Obama, Biden y Trump en su primer periodo, a Obama le llamaron ‘el deportador en jefe’, y fue un presidente muy reconocido que hizo muchas cosas, salvó a Estados Unidos de la crisis inmobiliaria y deportó a muchos migrantes. Hay que preocuparnos, pero no sólo por Trump, sino por las políticas migratorias estadounidenses de siempre; hay que generar documentos de iniciativas que queden en nuestra Constitución; hay que entrar en un debate, pero no veo claridad, no he visto una propuesta en ese sentido en las cámaras”.

La investigadora admite que en Colima falta que se conozcan propuestas institucionales de los diferentes poderes para saber cómo se va a afrontar esta situación, para que no exista incertidumbre.

“La presencia de los gobiernos en la vida de los migrantes nada más se ve cuando son cuestiones electorales o cuando ellos forman casas de migrantes y no hay una relación más permanente para el caso de Colima, que más o menos lo conozco”.

A juicio de Ana Bertha Uribe, lo más preocupante en estos momentos es que muchos migrantes “no quieren regresar aunque allá tengan condiciones difíciles para vivir; no quieren porque es una cuestión cultural y de dignidad, y piensan que en México les va a ir peor”.

VÍNCULOS CON ORGANIZACIONES DE MIGRANTES

—¿Se necesita en Colima un programa de apoyo a los migrantes que retornen?

—Esa iniciativa puede funcionar en la medida que se pongan en contacto con las organizaciones de migrantes del otro lado. La mayoría de los migrantes que se van de aquí están en California, para cualquier decisión que se tome en apoyo a migrantes que regresen es recomendable víncularse con las redes que están allá; ellos son quienes les ayudan a regresar y a veces a instalarse aquí y los gobiernos ni cuenta se dan, entonces se requiere un vínculo formal.

“Todas esas iniciativas hay que hacerlas y difundirlas de la mano de las organizaciones de migrantes, porque van a ser más efectivas. El programa 3X1, que existía y se quitó porque había muchos vicios, podría ser una idea para fortalecer un programa de apoyo. Un fondo de ese tipo podría funcionar para generar empleos y apoyos inmediatos para la subsistencia de los migrantes y sus familias durante un periodo”.

Sin embargo, las autoridades mexicanas y colimenses no sólo deben estar al pendiente de los migrantes que regresen, expone la entrevistada, sino también preocuparse por lo que va a pasar a nivel interno en EU con los ciudadanos de origen mexicano o latino que “no nada más por tener documentos están a salvo, pues son vulnerables por el color de la piel y porque hay varios gobernadores republicanos que abrazan la ideología de Trump, que es no sólo conservadora, sino de promover el miedo y muy clasista”.

Considera indispensable dar seguimiento a “ese tipo de situaciones que se van a incrementar: el odio, el racismo y todas esas políticas antifeministas y antigay; es una regresión bastante peligrosa para los propios ciudadanos y para muchos mexicanos que están allá”.

En la coyuntura presente, abunda la académica, los migrantes que están en EU se encuentran viviendo una situación de miedo e incertidumbre, alimentados en mucho por el discurso de Trump y las acciones que ha estado realizando, además de que empodera a los sectores racistas y estadísticamente en el primer periodo de Trump aumentaron 300 ó 400 por ciento los crímenes de odio.

Por lo anterior, sugiere que además del apoyo material, a los migrantes que regresen a México y a quienes están allá se les debe garantizar atención psicológica y emocional, lo que “es muy importante, se puede hacer y no se necesitan muchos recursos, yo he trabajado con psicólogos en línea. En las casas de migrantes también debe haber un psicólogo porque está todo el duelo de vivir en otro país y la incertidumbre cuando no se tienen documentos, esa parte es muy dura, a veces más que la parte económica, luego vienen la depresión, el alcoholismo y muchos migrantes regresan adictos a drogas. Es una emergencia que se requiere atender”.

Así también, concluye Ana Bertha Uribe, “se les debe brindar orientación jurídica porque muchas veces los regresan de manera injusta e ilegal, y una asesoría adecuada en cuestión de leyes puede ser la diferencia entre quedarse o no”.

“ANTES QUE INDOCUMENTADOS, SOMOS SERES HUMANOS”

Rubén Alcázar comenta que la gran mayoría de los migrantes “no somos malas personas, no somos criminales como el señor Donald Trump se expresa de nosotros; antes que indocumentados, somos seres humanos; muchas veces he dicho que yo no quiero vivir aquí para siempre; no hay nada mejor que ser libre y estar con nuestra gente, este país ofrece muchas cosas distintas, la economía podría ser en lo personal la primordial, pues vine a trabajar acá y es lo único que he hecho desde el día en que llegué; no pienso hacer nada mal al país ni a los ciudadanos”.

El joven colimense que se encuentra trabajando en Estados Unidos en esta época de crisis migratoria expresa: “Espero que la situación cambie para nuestro bien, que todas las personas que llegamos a este país con el mismo propósito se nos cumpla, que vivamos nuestro tiempo aquí tranquilos, sin miedo. Yo tengo mucha fe en que así será, pero de todos modos gracias al miedo que nos plantaron seguiré muy alerta, seguiré de pie y hacia adelante para cumplir mi gran sueño”. 

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