El uso de pseudónimos

Columna

El Puercoespín 

In memoriam de Rosa María Magdalena Frías Medina y Arturo Fabián Galván Birrueta porque ambas eran personas de bien, justas, honorables y una familia ejemplar que hoy queda marcada por la violencia injusta y sanguinaria, producto de tiempos de canallas, así mismo, tomo nota del mensaje, precisando que ya lo entendí.

En sus publicaciones, Ignacio Ramírez comenzó a firmar bajo el pseudónimo de «El Nigromante«, apodo con el cual se le conocería toda su vida. Debido a sus publicaciones incendiarias a favor de la reforma económica, religiosa y política, en 1847 se prohibió el periódico y Ramírez fue encarcelado.

La utilización del pseudónimo es una práctica milenaria empleada en varios campos del saber por motivos diversos. En la literatura de prestigio algunos autores han encubierto su identidad tras la máscara del pseudónimo para proteger su identidad por distintas razones: para escapar de persecuciones religiosas, la censura y por motivos políticos, o para escribir textos que traspasaban las normas de aceptabilidad social.

En la época del Porfiriato, o, mejor dicho, en la breve interrupción, es decir, durante el gobierno de Manuel González, iniciaron algunos conflictos con la prensa, que tomaba una posición cada vez más crítica hacia el gobierno, teniendo como reacción un decreto emitido por el presidente en 1882, conocido como la Ley Mordaza.

La ley mordaza obligó a los periodistas y escritores a usar pseudónimos para intentar escapar de la dura represión del régimen porfirista. 

Hoy en día periodistas como Julio Hernández López utiliza el pseudónimo de Julio Astillero como parte del nombre de su columna diaria publicada en La Jornada y se reproduce en muchos medios locales, pero también como un homenaje a esos grandes periodistas que pusieron en riesgo su libertad y su integridad física por la defensa de la libertad de pensamiento y de la publicación de este.

El concepto de El Puercoespín nació también como un homenaje a los hombres y mujeres que hicieron posible la libertad de expresión en México. 

En Colima iniciamos temiendo la normalización de la violencia, nunca nos dimos cuenta cuándo la violencia se volvió algo cotidiano, ahora estamos experimentando el inicio de un régimen de terror. ¿Quién o quiénes pretenden un régimen de este perfil para Colima? 

Hoy lo que tengo bien claro es que tendrán que volver a usarse los pseudónimos para publicar la verdad y nuestra forma de pensar.

Me queda perfectamente claro que publicar lo que uno piensa en Colima no es posible.